Planificación para los estudios universitarios o de escuela de oficios de su hijo

Quizá no le sorprenda enterarse de que hay muchas cosas en las que debe pensar cuando tiene hijos.

Para muchos padres, ahorrar para los estudios universitarios o la escuela de oficios es una parte importante del cuidado de sus hijos y de ayudarles a hacer realidad sus sueños.

Dicho eso, muchas de las ideas de este artículo también son válidas para otras maneras de marcar una diferencia para sus hijos cuando lleguen a la adultez, desde pagar la boda hasta ayudarles a comenzar a transitar el camino de la compra de bienes raíces.

Cuando son pequeños: entienda los costos

Si sus hijos todavía son pequeños, es limitada la planificación que puede hacer con relación a sus estudios universitarios o de escuela de oficios. Después de todo, los costos que los estudiantes pagaron hace 18 años —y cómo devolvieron los préstamos— no eran iguales que en la actualidad. Sin embargo, algo de lo que puede estar seguro es que enviar a sus hijos a la universidad difícilmente vaya a ser barato.

Según donde viva, el costo de esos estudios variará, en especial si su hijo decide estudiar en otra región o en otro país. Aunque el adelanto de la matriculación no sea alto, hay costos que quizá no esté tomando en cuenta.

El alojamiento puede ser un gasto importante, en especial en universidades de ciudades grandes, como también lo son los efectos de no poder ganar un sueldo por tener que dedicarse a estudiar.

Los gastos corrientes no se limitan al alojamiento. Es probable que los estudiantes necesiten comprar libros y equipo universitario o de oficios, y quizá necesiten viajar del lugar donde se alojen al lugar donde se dicten los cursos. Después están los gastos básicos: comida y bebida, ropa, sociabilización, ejercicio, etc.

En pocas palabras, es un montón.

Cuando son pequeños: comience a ahorrar 

Los estudiantes pueden recibir mucha ayuda con sus gastos, pero la mayoría es en forma de préstamos que deben devolver, con todo el estrés que conllevan las deudas. Estar en posición de poder ayudarles podría marcar una diferencia enorme y no solo en lo que a su tranquilidad respecta. Es mucho más fácil concentrarse en los estudios si no tiene que trabajar a medio tiempo para pagar facturas o se le hace difícil comprar los materiales de estudio necesarios.

Según el país donde viva, puede haber varias formas de ahorrar con ventajas impositivas para cubrir los estudios universitarios o de escuela de oficios de su hijo. Le conviene consultar a un asesor financiero o fiscal local para ver si existe alguna en su país. De ser así, quizá pueda aprovechar ventajas impositivas por reducción (o falta) de ingresos o sobre ganancias de capital.

Tenga o no su inversión ventajas fiscales, debería intentar ahorrar con regularidad en esas cuentas y acumular una cantidad considerable a largo plazo. De ser posible, apunte a inversiones que ofrezcan ganancias de capital potenciales (como las que buscaría para otros ahorros a largo plazo). El poder del interés compuesto sobre los montos y las ganancias se hace sustancial con el tiempo.

Cuando sean más grandes: comiencen a hablar

Es poco probable que ahorrar para estudios universitarios o de escuela de oficios sea algo que pueda hacer en un año. Es un proceso gradual y constante en el que separa el dinero que puede, cuando puede. Eso significa que tiene sentido hablar con su hijo sobre la continuación de sus estudios ni bien se encuentre en situación de comenzar a pensar en eso.

Aunque muchos adolescentes no saben en realidad a qué se quieren dedicar, algunos tienen una idea mucho más clara de qué desean hacer con su vida. Si no piensan cursar estudios universitarios o de escuela de oficios, usted puede hacer los cambios correspondientes en sus planes, ya que al dinero que estaría ahorrando puede dársele otro uso más apropiado.

Quizá su hijo esté pensando en una formación profesional, por ejemplo, o analizando incorporarse a las fuerzas armadas. Si no, tal vez desee establecer su propia empresa y considera que las opciones tradicionales son tiempo (y dinero) que podría utilizar con más eficacia si comenzara ya.

Aunque no sepa bien si quiere estudiar en la universidad o en una escuela de oficios (o tan solo está siguiendo el camino de menor resistencia), hablar al respecto mucho antes de que llegue el momento puede ayudarles a tener un panorama más claro de las ventajas y los costos. También puede alentarlo a que comience él mismo a ahorrar. Incluso cuando no sea un monto grande, tener que gastar dinero que le llevó varios años ahorrar le hará apreciar mucho más lo que representa —por lo que, quizá, podría darle un uso más sensato—.

Cuando se acerca la universidad o la escuela de oficios: comience a investigar  

En los últimos años antes de que su hijo comience sus estudios superiores, hay que analizar qué tiene a su disposición. Es posible que pueda acceder a préstamos, subsidios y descuentos estudiantiles, lo cual puede reducir muchos costos y hacer que los gastos diarios sean más asequibles.

Muchas veces, los préstamos cubren el costo de matriculación completo de una carrera y es común que los estudiantes no deban comenzar a devolverlos hasta que sus ingresos hayan alcanzado un nivel mínimo. También hay préstamos de mantenimiento para gastos básicos, lo cual varía según cómo y dónde curse sus estudios universitarios o de escuela de oficios.

Según el lugar donde viva, es posible que haya subsidios del gobierno para estudiantes que se encuentren en situaciones específicas, como los que sufren alguna discapacidad o necesitan ayuda con el cuidado de niños.

También podría haber subsidios de otras organizaciones —por ejemplo de caridad— o becas dirigidas a grupos de estudiantes, costos o cursos más específicos. Si su hijo tiene muy buenas calificaciones, es incluso posible que cumpla con los requisitos para recibir una beca.  

En algunos lugares, también hay empresas y otras organizaciones que patrocinan títulos o cursos. No obstante, vale la pena mencionar que la experiencia educativa puede ser muy diferente en este caso porque el patrocinador podría establecer exigencias sobre el tiempo del estudiante.

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