Mentalidad financiera y su conexión con la salud mental

Antecedentes

Aunque cada persona es única, hay algunas observaciones que podemos hacer a partir de nuestros estudios de diferentes grupos. 

Por ejemplo, en algunas culturas no es común que se invite a las mujeres a participar en conversaciones sobre temas financieros, ya que se considera algo propio de los hombres de la familia. En esas culturas, encontramos que a las mujeres no se les da tanta educación sobre bienestar financiero o que tienen menos confianza en cómo lo manejan. 

En otras culturas, notamos que la familia está más involucrada en las finanzas, por lo que las conversaciones deberían involucrar a la familia en general, no solo a usted como persona empleada en su empresa. 

Sesgos

También tenemos sesgos o preferencias personales que introducimos en la discusión, algunos de los cuales no sabemos que están presentes. Se los suele denominar “sesgos inconscientes”. Algunos ejemplos incluyen:

• Malos hábitos: ¡todos los tenemos! Para algunos, podría ser gastar demasiado dinero en la cafetería en lugar de comprar café en grano al por mayor en el supermercado y prepararlo uno mismo en casa.
• Enfoque a corto plazo: solemos sobreestimar lo que podemos hacer a corto plazo, pero subestimamos lo que podemos hacer a largo plazo. Dicho de otro modo, queremos ver grandes cambios ahora y somos impacientes por el impacto acumulativo de pequeños cambios. No perseveramos cuando no vemos un impacto inmediato. 

Comportamientos

Nuestros comportamientos son impulsados por lo que llamamos nuestras “funciones ejecutivas”. Estos incluyen: 

• Pensamiento flexible.
• Autoconciencia: saber qué y por qué estamos pensando y actuando como lo hacemos, en lugar de hacerlo de forma automática.
• Control de impulsos: la rapidez y la forma en que reaccionamos cuando surgen problemas.
• Organización: cómo organiza y controla todo en su vida financiera.

¿De qué manera se relacionan la salud financiera y la salud mental?

Hablemos de las finanzas y la salud mental. El vínculo más importante entre ambos es la emoción. 

Se ha demostrado que el estrés financiero conduce a la ansiedad mental. Un estudio de Fidelity sobre la salud mental en el lugar de trabajo muestra que las personas con altos niveles de preocupación tanto por sus finanzas como por su salud física tenían menos probabilidades de tener buena salud mental. Por otro lado, las personas con bajos niveles de preocupación por sus finanzas y salud física tenían más probabilidades de tener una buena salud mental.

Por otro lado, si estamos mentalmente estresados, podemos tomar malas decisiones financieras. Podemos ceder a las tentaciones, como comprar cosas innecesarias, para intentar lidiar con las emociones negativas. 

Por último, los problemas económicos suelen afectar negativamente a las relaciones, lo que se suma a los malos resultados en materia de salud mental. 

Si bien nos gustaría eliminar toda emoción de la toma de decisiones financieras, en el mundo real no se puede. 

Ante la aparente agitación constante en el mundo, muchas personas sienten que es el mundo lo que les afecta. Se sienten impotentes para actuar. La pérdida de autonomía es un factor clave de depresión para muchas personas: nos sentimos deprimidos cuando creemos que no tenemos opciones. Por lo tanto, recuperarlo, incluso en pequeña medida, puede afectar significativamente nuestra salud mental.

En resumen

Cada uno de nosotros aporta su propia personalidad y perspectivas únicas a la planificación financiera, incluso antes de entrar en los detalles. Intente tener en cuenta estos aspectos al realizar sus planes y tomar decisiones financieras.